En qué creemos

1. La Biblia es la Palabra de Dios, inspirada por Él en su totalidad (2 Tim 3:16). Por lo tanto es infalible, autoridad máxima y suficiente. La Biblia nos enseña cómo debemos actuar los cristianos y cuáles deben ser las pautas por las que se rige nuestra vida (Sal.119:11; Mat. 4:4).

2. Dios es Trino (Padre, Hijo y Espíritu; Mat. 3:16-17). Uno y único. Eterno, Creador (Gén. 1:1). Soberano Señor sobre todas las cosas visibles e invisibles (Sal. 103:19).

3. Jesucristo es Dios (formando parte de la trinidad divina (Mat. 1:23); es eterno (Jn. 1:1); concebido por el Espíritu Santo (Luc. 1:35); nacido de una virgen, María (Luc. 1:27), vivió sin cometer ningún pecado (1Jn 3:5); murió para que todos los hombres pudiesen tener una relación personal con Dios; resucitó a los tres días de ser crucificado (Luc. 24), ascendió a los cielos (Luc. 24:50); y regresará de nuevo mostrando todo su poder y su gloria (Heb. 9:28).

4. El Espíritu Santo es Dios, formando parte de la trinidad divina (Jn. 15:26); está presente y activo en la iglesia (Jn 14:16-17); convence al mundo del pecado (Jn. 16:7-8); reparte dones en la iglesia (1ª Cor. 12:11-18); cambia a los creyentes que se arrepienten y creen (Jn 3:7-8); y los prepara para seguir los pasos de Jesucristo ( Rom. 15:16; Hch 1:8).

5. El hombre está alejado de Dios por causa del pecado. Para que vuelva a tener una relación perfecta con Dios es necesario que reconozca el sacrificio que Jesucristo hizo por todos nosotros. Sin la ayuda de Dios el hombre permanecería esclavizado y atado por el pecado (Rom. 5:1-18).

6. La muerte de Jesucristo en la cruz es el único y suficiente sacrificio mediante el cual todo ser humano puede recibir el perdón de sus pecados. Basta con reconocer con fe que Cristo sufrió y murió ocupando el lugar de cada uno de nosotros (Heb 9:13-26).

7. El hombre debe arrepentirse sinceramente delante de Dios, confesando sus pecados y abandonando de forma voluntaria (Hch 26:20) todos los actos que van en contra de la Palabra de Dios. La persona que reconoce el sacrificio de Jesucristo y se arrepiente, se convierte en un Hijo de Dios (Jn. 1:12) siendo ante sus ojos libre de toda culpa.

8. Todo aquel que crea con fe en el sacrificio de Jesucristo recibe la salvación de parte de Dios- El Espíritu Santo da seguridad de salvación al creyente (Rom. 8:16), quien ha restablecido su relación con Dios y muestra con su vida la entrega total hacia Jesucristo.

9. Todos los hijos de Dios resucitarán después de la muerte para disfrutar de la vida eterna al lado de Dios; pero aquellas personas que le hayan rechazado resucitarán para recibir condenación eterna en el infierno, viviendo eternamente separados de Dios (1ª Cor. 15; 2ª Ts. 1:9; Jn. :36).

10. La iglesia es el cuerpo de Cristo, y está compuesta por todos los cristianos verdaderos del mundo (1ª cor. 12:12-13).